AFP/ Miami. Huber Matos, ex comandante y luego disidente de la revolución cubana exiliado en Miami, afirma que fue un buen amigo de Ernesto Che Guevara, que Fidel Castro utilizó al argentino como un instrumento para sus objetivos y que aún hoy, a 40 años de su muerte, lo usa como un icono para su propaganda.
Matos fue encarcelado por el gobierno cubano pocos meses después del triunfo de la revolución, en 1959, debido a sus discrepancias con el régimen, y paso 20 años en prisión antes de exiliarse en Estados Unidos.
En una entrevista telefónica con la AFP recordó sus extensas conversaciones con el Che durante los días en la Sierra Maestra y dijo que el argentino hoy ya habría abandonado Cuba o hubiera sido fusilado por diferencias con el régimen de los hermanos Castro.
«¿Si se hubiera venido para Miami? No creo, él hablaba mal del llamado imperialismo americano. El Che no estaría en Miami… a la larga hubiera ido al paredón de fusilamiento», dijo Matos cuando fue consultado sobre si creía que el argentino hubiera seguido los pasos de los cubanos que abandonaron la Isla.
«Él terminó como tenía que terminar. Como víctima de los Castro en un doble sentido: primero porque lo mandan a morir en Bolivia y después de muerto porque lo utilizan como icono, como instrumento de propaganda de la revolución castrista», opinó.
«Cuando Fidel ve el icono del Che que recorre el mundo, dirá: ‘esa es una criatura mía’. Aunque estén glorificando al argentino, el reconocimiento lo recibe él», agregó Matos.
El veterano ex comandante de 89 años encabezó en enero de 1959 la ofensiva final sobre La Habana junto a Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, pero seis meses después fue encarcelado por disentir cuando el gobierno revolucionario comenzaba a girar hacia el comunismo.
«El Che una vez me dijo: ‘yo nunca compatibilizaría con un sistema a la manera de (Josef) Stalin. No concibo una dictadura así como forma de gobierno’. Pero después cuando triunfamos en la revolución, Fidel lo convirtió en un matarife, en un tipo radical, inescrupuloso, que quería la pena de muerte. Todo eso era influencia de los dos Castro, que querían que hubiera mucha pena de muerte y crear un sistema de terror para que cuando se impusiera el comunismo nadie pestañara», opinó.
«El Che era un aventurero y era un hombre valiente. Y en cuanto a su criminalidad, creo que eso fue por influencia de los Castro, no creo que por naturaleza él fuera así antes. Fidel le tiene que haber dicho: ‘Para que los cubanos te respeten, tú tienes que hacer esto y esto’. Conozco a Fidel. Él te dice, desafiante: ‘tú te paras allí y dices esto'».
Matos recordó los días de la Sierra Maestra, casi medio siglo atrás, cuando estaba bajo las órdenes del Che.
«Hicimos una amistad grande. Yo le caí muy bien al Che. Tuvimos un punto de identificación que fue la literatura. Cuando nos conocimos conversamos muchas horas, quería enterarse de cosas de Cuba, de cómo pensaba el cubano. Yo le decía, en forma afectuosa: ‘qué carajo estás haciendo acá, en la Sierra Maestra’, y me respondía que quería colaborar», relató.
«El 21 de octubre (de 1959) fui a parar a la prisión. Nunca más lo vi al Che, ni a nadie. Me metieron en un calabozo, vino un consejo de guerra, pero no se atrevieron a fusilarme. Pasé 20 años en prisión, los 16 primeros incomunicado», contó Matos.
El Che «no estuvo de acuerdo en que me condenaran o me fusilaran, ni nada de eso, pero no podía enfrentarse a los Castro. Él tenía el proyecto de quedarse en el poder, representaba la posibilidad de ser un personaje importante en Cuba y en el mundo por muchos años».
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