LA VOZ DEL COMANDANTE

“Si se quiere que la revolución triunfe, dígase a dónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se trate de conjurado o de reaccionario al que con criterio honrado plantee estas cosas””

Misiva enviada a Fidel Castro el 19 de octubre de 1959 en el que Matos expresa su preocupación sobre el giro hacia el totalitarismo que están tomando el régimen cubano

Huber Matos

Comandante de la Revolución

La vida de Cuba y de Huber Matos cambiaron radicalmente con el golpe de Estado que dio Fulgencio Batista el 13 de marzo de 1952, a pocos meses de unas elecciones generales en las que Castro se presentaba como candidato al Congreso por el Partido Ortodoxo. En ese momento Matos trabajaba como profesor de la Escuela Normal para Maestros de Manzanillo, una de las principales ciudades de la provincia de Oriente, donde enseñaba Cívica e Historia.

Su oposición a la dictadura batistiana le llevó a exiliarse en Costa Rica en 1956, donde entabló amistad con el presidente José Figueres. Cuando Castro organizó la expedición del yate Granma y se hizo fuerte en la Sierra Maestra, Matos consiguió preparar una expedición con armas y voluntarios y aterrizó con una avioneta en las montañas de Cuba, uniéndose a los barbudos. Terminó la guerra con el grado de comandante, el más alto de la guerrilla, al frente de la columna 9ª Antonio Guiteras.

Tras tomar Santiago de Cuba y entrar triunfalmente en La Habana en el mismo jeep de Castro y Cienfuegos, ocupó diversas responsabilidades hasta que fue designado jefe del Ejército Rebelde en la provincia de Camagüey.

Desde muy pronto Matos se opuso al giro radical de la revolución, y cuando percibió que esta se inclinaba hacia el socialismo y entraban en las instituciones del Gobierno miembros del antiguo partido comunista (el Partido Socialista Popular) escribió una carta personal a Castro renunciando a su cargo. “No deseo convertirme en un obstáculo para la revolución y creo que, teniendo que escoger entre acomodarme a las circunstancias o hacerme a un lado para no causar ningún daño, lo más revolucionario para mí es irme…”, decía en la misiva, enviada al líder cubano el 19 de octubre de 1959.

Matos agregaba: “Si se quiere que la revolución triunfe, dígase a dónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se trate de conjurado o de reaccionario al que con criterio honrado plantee estas cosas”. Aunque Matos siempre aseguró que esta carta fue la verdadera causa de su encarcelamiento, Fidel Castro y sus seguidores dijeron que en realidad preparaba un levantamiento en Camagüey y Camilo Cienfuegos fue enviado a detenerle allí. Huber Matos se entregó sin oponer resistencia, y Cienfuegos, al regresar a La Habana, se estrelló en una avioneta debido al mal tiempo.

El juicio a Matos se celebró el 11 de diciembre en el antiguo campamento militar de Columbia y allí intervino Castro durante varias horas seguidas para acusar a su antiguo comandante de traición. El Che Guevara y Rául Castro eran partidarios de la pena de muerte, pero Fidel Castro dijo que si se hacía eso se le convertiría en un “mártir”. Finalmente el tribunal lo condenó a 20 años de prisión, de los que no se le perdonó ni una hora.

En presidio realizó varias huelgas de hambre y denunció que estuvo años aislado en una celda, convirtiéndose en uno de los famosos presos “plantados”, denominados así por negarse a vestir el uniforme de reo común. Al salir de la cárcel en 1979 se instaló en Costa Rica y posteriormente se trasladó a Miami, donde fundó la organización Cuba Independiente y Democrática, uno de los grupos anticastristas que con más beligerancia atacó al régimen de Fidel Castro en las últimas décadas y que apoyó la ley Helms-Burton, que hizo extraterritorial el embargo norteamericano, cuando fue promulgada en 1996. En 2001 ganó en España el XIV Premio Comillas por su libro de memorias Cómo llegó la noche.

“La revolución no se hizo para asfixiar al pueblo con una camisa de fuerza”

Huber Matos

Comandante de la Revolución